domingo, 1 de mayo de 2011

Séptimo día

Desayunamos  y partimos al Chalten Fuimos primero a cargar combustible, una hora de espera ya que estaban descargando. Muy buena la ruta, es la nueva 40.  el paisaje espectacular, cruzamos los puentes sobre el Río La Leona y bordeando el Lago Argentino, luego el Viedma.
A mitad de camino nos encontramos con un parador La Luz Divina, está a cargo de tres jóvenes uno entrerriano, un santafecino y el tercero de Buenos Aires, preparan unas empanadas de carne cortada a cuchilla que son una exquisitez, tortas fritas y tartas. Un lugarcito muy cálido que te ofrece un servicio en una ruta desierta. Después de la Ruta 40 desviamos a la 23 y llegamos al Chaltén. Localizamos a Luli y nos consiguió una cabaña para alquilar los dos días que estaríamos allí.
La cabaña, ubicada atrás del restaurante "Como la Vaca," estaba bien equipada. Nos acomodamos y Antonio, encargado de la recepción, nos sugirió que fuéramos al Lago del Desierto. Primero pasamos por una casa de excursiones, Patagonia Aventura , para contratar la ida al glaciar Viedma. Logramos el descuento por ser jubiladas y contratamos la navegación por el Lago del Desierto, como el barco salía a las 17 y 30, partimos de inmediato para llegar.
37 km de camino de ripio, en algunas partes bastante pesado, pero el paisaje que te acompaña, gratifica el alma. Por momentos el río está a la altura del camino, cascadas que caen desde la altura.
Llegamos al lago con un margen de tiempo para abordar el barco. El encargado de a bordo un chaqueño, claro, nadie es oriundo del lugar, todos los habitantes son del interior del país.
Charlamos con un matrimonio de Río Turbio, ella docente y el bancario, que estaban paseando por el lugar en compañía de una niña de Resistencia.Viajaban otros turistas, una pareja de suizos, una joven israeli, chilenos y un grupo bastante grande de orientales, la verdad no se si eran japoneses, chinos o coreanos.
El paseo es hermoso, el lago azul  está rodeado de glaciares, pequeñas caidas de agua por efecto del deshielo.
Este lago fue un punto en el conflicto que tuvimos con el vecino país de Chile y quedó para la Argentina, según me explicó un gendarmen, debió cambiar el nombre de laguna por lago, porque es bien notorio que el lago se alimenta de las vertientes de las montañas que lo rodean.
Llegamos a la otra orilla y bajmos a caminar, algunos intrépidos subieron al cerro. Me puse charlar con la joven israeli, que al día siguiente debía emprender una caminata de mas de 7 horas para llegar a la frontera con Chile, igualmente la pareja de suizos. Estaba armando su carpita, le pregunté que iba a cenar y muy ruiseña me contó que ese día había almorzado, pan con jamón y queso y que el mismo menú era la cena y el desayuno  más una manzana, ya que no podía cruzar alimentos .
De regreso al puerto, y ya saliendo al estacionamiento nos encontarmos con un problema,  no podíamos sacar el auto, una camioneta ford, de unos empleados de un hotel que ya estaban embarcados a mitad del lago, la habían atravesado, de manera tal que imposibilitaba maniobrar, ya que para completar el panorama había un zanjón lleno de agua.
Sara y Celia volvieron y trajeron a los gendármenes, Sara les explicaba lo que tenían que hacer, colocar unos tablones en el charco de manera tal que el auto pueda salir sin empantarse, después de retarlos un poco hicieron caso y el amigo bancario ofició de chofer. Por fin rescatamos el auto y partimos al poblado, ya llegamos  con las últimas luces de la tarde.
Estaba preparando la cena cuando, ohhh, se cortó la luz, por ese motivo se acercó una pareja de alemanes que estaban en la otra cabaña y con medias palabras, entre español, inglés pudimos comunicarnos. Los invitamos a pasar, Sara les hizo probar el mate, armamos una picada y nos quedamos charlando hasta un buen rato entrada la noche. Esa noche no hubo burako.

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